Educacion emocional en educacion infantil
Los bebés son comunicadores natos y son capaces de experimentar y expresar una amplia gama de emociones. A través de sus numerosas interacciones positivas con los cuidadores, aprenden a sentirse bien consigo mismos y a disfrutar relacionándose con los demás. También aprenden a gestionar una serie de sentimientos y a comunicarse eficazmente para satisfacer sus necesidades.
Cuando los bebés se convierten en niños pequeños, pueden manejar más cosas por sí mismos, pero siguen necesitando la orientación y el apoyo de sus cuidadores. Los niños pequeños suelen imitar a los demás y desarrollan su confianza en sí mismos “ayudando” en las experiencias cotidianas. También adaptan su comportamiento en función de las respuestas de sus cuidadores y aprenden a enfrentarse a los conflictos y a resolver problemas a través de sus relaciones con los adultos significativos de su vida.
A medida que los niños crecen, desarrollan sus habilidades sociales y emocionales a través de una amplia red de relaciones sociales que incluye a otros adultos y niños. Apoyados por su mayor capacidad de lenguaje, pensamiento y planificación, son más capaces de esperar las cosas que quieren, de negociar soluciones a los problemas cotidianos y de tomar decisiones por sí mismos y con los demás.
El aprendizaje social y emocional (SEL, por sus siglas en inglés) es muy importante para ayudar a los niños en edad preescolar a comprender y gestionar sus emociones, sentir y mostrar empatía por los demás, establecer relaciones sanas, fijar objetivos positivos y tomar decisiones responsables. Una programación eficaz de SEL, desde el preescolar hasta la universidad, promoverá el desarrollo exitoso de habilidades sociales y emocionales que conducirán a futuras relaciones interpersonales saludables, a la asociación con compañeros no violentos y a la mejora del rendimiento académico.
Cuando se realizan esfuerzos integrados para desarrollar las habilidades sociales y emocionales de los estudiantes, se obtienen muchos resultados positivos, incluida la prevención de comportamientos de riesgo (por ejemplo, el consumo de drogas, la violencia, el acoso y el abandono escolar). Para promover eficazmente el SEL en la primera infancia, las escuelas y las agencias/organizaciones de la comunidad deben proporcionar desarrollo profesional sobre la implementación de programas SEL basados en la evidencia al personal que puede incorporar estos programas en sus lecciones. Por último, es importante que todas las entidades que atienden a los niños
La importancia del desarrollo socioemocional en la primera infancia
Las personas con fuertes habilidades socio-emocionales son más capaces de hacer frente a los desafíos cotidianos y se benefician académica, profesional y socialmente. Desde la resolución eficaz de problemas hasta la autodisciplina, pasando por el control de los impulsos y la gestión de las emociones, entre otras cosas, el desarrollo socio-emocional sienta las bases para lograr efectos positivos a largo plazo en los niños, los adultos y las comunidades.
SEL ayuda a construir una base que apoya el éxito de los estudiantes tanto personal como académicamente. Cuando los niños están equipados con habilidades socio-emocionales, son más capaces de aprender y contribuir a un clima escolar positivo.
La comunicación, la relación con los demás, la asertividad y la resolución de problemas son habilidades que se enseñan en un programa SEL. Estas habilidades ayudan a las personas y a las organizaciones a construir un entorno de trabajo saludable, solidario y exitoso.Más información
SEL proporciona a las personas -desde la infancia hasta el final de la vida- las herramientas que necesitan para construir y mantener relaciones positivas, controlar las emociones fuertes y expresar empatía. La salud y la seguridad públicas también mejoran.Más información
Qué es la inteligencia emocional en el desarrollo infantil
Todas las mañanas, la Sra. Mitchell piensa en cómo sus sentimientos afectarán a su labor docente. Si se siente frustrada o abrumada cuando llega a la escuela, respira hondo y elabora un plan para gestionar sus emociones, de modo que pueda comprometerse plenamente con sus alumnos y profesores. Saluda a los niños y a las familias cuando entran por la puerta y les pregunta cómo se sienten. A lo largo del día, los niños utilizan un medidor de estado de ánimo para reconocer sus sentimientos. La Sra. Mitchell también utiliza el medidor de estado de ánimo para hablar con los niños sobre sus propios sentimientos, sobre cómo se sienten los personajes de los libros, sobre qué ha provocado sus sentimientos y sobre cómo cambian las emociones de los personajes a lo largo de una historia. De muchas maneras diferentes, la Sra. Mitchell modela la inteligencia emocional y apoya su desarrollo en sus alumnos.
La inteligencia emocional es un conjunto de habilidades relacionadas con el control de las emociones propias y ajenas, y la capacidad de utilizar las emociones para guiar el pensamiento y las acciones (Salovey y Mayer, 1990). Las emociones influyen en nuestra atención, memoria y aprendizaje, en nuestra capacidad para establecer relaciones con los demás y en nuestra salud física y mental (Salovey y Mayer, 1990). El desarrollo de la inteligencia emocional nos permite gestionar las emociones con eficacia y evitar que nos descarrile, por ejemplo, un arrebato de ira.